Influenza híbrida: las vacunas controvertidas de Baxter
Alfredo Jalife-Rahme
Antecedentes: desde hace casi cuatro años expusimos la militarización de los virus en el contexto de la atroz guerra biológica (que sí existe, aunque la vilipendien los neófitos, cándidos y quienes se quieren dejar engañar), así como la obscena penetración del complejo militar industrial de Estados Unidos en el manejo de las vacunas con Donald Rumsfeld, ex secretario del Pentágono del régimen torturador bushiano (Bajo la Lupa, 2/10 y 2/11/05).
Hechos: ni duda cabe que Baxter sea una eficiente trasnacional muy visionaria. Desde hace casi dos años, cuando los omniscientes Fondo Monetario Internacional y Foro Económico Mundial de Davos (ver Bajo la Lupa, 3/5/09) habían previsto la convergencia de la crisis financiera global y una pandemia viral que podría desembocar en la desglobalización, Baxter fue obsequiada con un suculento contrato para fabricar una vacuna contra la influenza en caso de una pandemia.
Su muy cuestionada subsidiaria europea fue contratada por el Departamento de Salud de Gran Bretaña para suplir en avance (sic), con opción de compra, la vacuna contra la pandemia (¡súper sic!) de influenza en caso de que la Organización Mundial de Salud (OMS) declarase una pandemia (¡súper-sic!).
Ante la eventualidad de una pandemia de influenza, desde hace tres años el gobierno británico había anunciado sus planes para inocular a todas las personas del país (más de 61 millones) con las milagrosas vacunas de Baxter.
La filantrópica Baxter trabajaba ya en estrecha cooperación con gobiernos en el mundo para prepararse a la pandemia por lo que repartió varios millones de dosis de H5N1 de vacuna pre pandémica. ¿Cuales serán tales países? ¿Se encontraría el gobierno neoliberal calderonista entre ellos? ¿Por qué existe tanta sinergia empresarial entre Baxter y la silenciosamente privatizada OMS?
En medio de la pre pandemia viral híbrida en curso –donde llama la atención que se mueran primordialmente mexicanas jóvenes con preponderancia a la obesidad y con residencia en el norte de la ciudad de México (sin alcanzar ni cruzar Ciudad Satélite: ver Voces del Periodista, 15/5/09)–, Baxter, ni tarda ni perezosa, ayudará a la silenciosamente privatizada OMS para desarrollar una nueva vacuna.
Las muestras del virus híbrido han sido presunta y generosamente proporcionadas (directa o directamente) por el inepto gobierno calderonista tan dependiente de la tecnología y la sapiencia médica trasnacional, lo que exhibe el lastimoso subdesarrollo de la salud pública local.
La venta de fármacos y vacunas constituye un óptimo negocio en el seno del G-7 (Big Pharma: el poder farmacológico de Estados Unidos; ver Bajo la Lupa, 10/5/09), que empieza a ser velozmente alcanzado por el asombroso crecimiento (¡81 por ciento al año!) de los países emergentes como China, México (¡pues sí!), Rusia y Sudcorea (Time, 2/2/04).
Con tanta sinergia anticipada con la OMS no es de extrañar que Baxter ocupe el ranking 17 entre las 20 primeras líderes de mercado en términos de ingresos (datos de 2008).
Más allá de la ultrajante contaminación de heparina (un anticoagulante) que provocó la muerte de 19 estadunidenses, el problema de la adjudicación a Baxter de las vacunas de la influenza híbrida radica en sus escándalos globales recientes con el manejo viral que, por lo visto, pasan por alto en forma irresponsable tanto la displicente OMS como las insalubres autoridades sanitarias del México neoliberal calderonista, si hacemos caso a las desgarradoras revelaciones de The Times of India (6/3/09).
Pareciera que Baxter coquetea(ba) con la pandemia mediante la hibridación accidental de la influenza: el virulento H5N1 de la fiebre aviar fue enviado por accidente (¡súper sic!) de un laboratorio austriaco e inoculado a los hurones en la República Checa. Según el rotativo indio, además del riesgo de su diseminación al exterior, el H5N1 se mezcló con una cepa humana que pudo haber creado un híbrido que pudo desencadenar una pandemia.
Resulta que el pasado diciembre, la filial austriaca de Baxter, la empresa de vacunas de Estados Unidos, envió un lote de ordinaria influenza humana (¡extra súper sic!) H3N2, alterada (¡súper sic!) con el fin de que se pudiera replicar, a Avir Green Hills Biotechnology, también en Austria.
Dos meses más tarde un laboratorio de la República Checa que trabaja para Avir alertó a Baxter de que los hurones inoculados fallecieron inexplicablemente (sic). Sucedió que la muestra contenía H5N1 vivo (sic), que Baxter usa para fabricar vacunas. Muy pulcro y decente el rotativo indio comenta que ambos pudieron haberse mezclado por error (sic).
Concluye que el escape accidental de la mezcla de virus H5N1 y H3N2 vivos pudio haber resultado en terribles consecuencias. ¿Puede una empresa como Baxter, tan negligente en la seguridad del manejo de los virus, ser gratificada por la OMS y el exageradamente laxo gobierno panista neoliberal de Calderón?
Cabe destacar que Baxter se negó obcecadamente a revelar qué sucedió con la contaminación viral en Austria y la República Checa, cobijada en sus secretos comerciales, hasta que la presión de la opinión pública europea la orilló a confesar un accidente.
No faltan quienes aducen que el accidente de Baxter (empresa controlada por militares) en Austria y la República Checa sirva para fabricar una nueva arma biológica con el letal H5N1. ¿Será?
La composición del consejo de administración de Baxter arroja mucha luz. Su líder director, Walter E. Boomer, es un general retirado de cuatro estrellas y anterior comandante adjunto de los marines, quien condujo las operaciones Escudo en el Desierto y Tormenta en el Desierto de los marines durante la guerra contra Saddam Hussein en 1991. ¡Vaya salto cuántico: de las matanzas de árabes iraquíes a las vacunas globales!
Más allá de su aparatoso salario, su presidente Robert L. Parkinson (anterior mandamás de Abbott, la décima potencia farmacológica global) es un superpeso pesado: vinculado con 42 miembros de otros consejos de administración en cinco organizaciones distintas de tres diferentes industrias, según Business Week. El mapeo del organigrama de los vínculos ejecutivos de Parkinson con otras entidades es impactante y solamente citaremos al celebérrimo Hospital (¡súper sic!) Northwestern Memorial (de Chicago) y al Club de Ejecutivos de Chicago.
Peter S. Hellman, otro prominente miembro, está vinculado con el siniestro Grupo Carlyle (controlado por el nepotismo bushiano) a través de una de sus empresas Qwest Communications International Inc. So beautiful!... Mejor aquí le paramos para no mancillar a la elite académica de Estados Unidos con la anatomía patológica de los otros distinguidos miembros de Baxter.
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